- lo primero que se te ocurra- había cerrado los ojos para no marearse y dejarse llevar, los brazos de aquel chico eran muy agradables
en su mente sólo había imagenes de cuando se bebió su sangre, aún notaba su boca en el cuello, latiendo de dolor, a medida que hubo pasado el tiempo, la herida había empezado a dolerle cada vez más
en ese momento solo esperaba llegar a su cama y dormir eternamente